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Saber cuidarse para poder cuidar
Apoyo psicológico a cuidadores de personas dependientes
Podríamos decir que son personas dependientes quienes por razones ligadas a la falta o pérdida de capacidad física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de una asistencia y/o ayuda importante -se entiende por ayuda importante la ayuda de otra persona- para la realización de las actividades de la vida diaria.
Cuidar a una persona que no puede valerse por sí misma supone un desgaste. Una carrera de fondo. A veces nos obliga a renunciar a nuestro tiempo libre, a nuestra vida privada, a nuestro trabajo. Esto puede suponer a largo plazo un sentimiento de frustración y a veces de rabia hacia la persona a la que cuidamos, lo que repercute en nuestra salud, física y mental, y en la manera en la que cuidamos.
Es frecuente que se produzcan cambios en las relaciones familiares, en el trabajo y la situación económica, en nuestro tiempo libre, nuestra salud o en el estado de ánimo:
- En las relaciones familiares: los demás miembros de la familia pueden sentir dividida la atención y muchas veces la persona que ha asumido la mayor responsabilidad percibe que el resto de la familia no valora suficientemente su esfuerzo.
- En el trabajo y la situación económica: El cuidador principal muchas veces no puede compaginar los cuidados de la persona dependiente con una jornada laboral completa, con la repercusión económica que ello supone; además, el cuidado de la persona dependiente suele suponer un coste económico adicional (medicinas, adaptaciones del hogar, productos específicos…)
- En el tiempo libre: el cuidado de una persona dependiente exige mucho tiempo y dedicación; este tiempo se sacrifica fundamentalmente de las actividades de ocio o con amigos. Es muy frecuente que el cuidador perciba que no tiene tiempo para sí mismo, incluso pueden aparecer sentimientos de culpa cuando la persona cuidadora disfruta de su tiempo libre, pues piensa que está abandonando su responsabilidad. La reducción de actividades en general, y sobretodo de actividades sociales es muy frecuente y está muy relacionada con sentimientos de tristeza y aislamiento.
- En la salud: Algo muy común en los cuidadores es el cansancio físico y la sensación de que su salud ha empeorado. En diversos estudios se ha comprobado que los cuidadores de personas dependientes tienen peor salud, acuden con más frecuencia al médico y tardan más en recuperarse de las enfermedades.
- En el estado de ánimo: la experiencia de cuidar a otra persona genera en muchos cuidadores sentimientos positivos. El simple hecho de que la persona a la que cuida y a la que quiere se encuentre bien puede conseguirlo. La persona a la que se cuida puede mostrarle su agradecimiento y eso le hace sentir bien. Hay quien cree que ofrecer estos cuidados es una obligación moral y cumplir con ello le hace sentirse satisfecho.
El carácter de estos cambios no tiene por qué ser necesariamente negativo, pues muchas personas cuidadoras de familiares dependientes explican que existen numerosos elementos positivos, satisfactorios: Puede estrechar la relación con la persona que cuidamos o con otros familiares y conseguir que descubramos en ellos y en nosotros mismos facetas interesantes que hasta entonces habían permanecido ocultas.
Sin embargo, debido a que las vidas de los cuidadores giran en torno a la satisfacción de las necesidades de su familiar dependiente, muchos suelen dejar sus propias vidas en un segundo plano. Esta situación, perfectamente comprensible, provoca que las tensiones y el malestar que experimentan muchos cuidadores provenga, pues, del hecho de que se olvidan de sus propias necesidades en beneficio de la de sus familiares. Esto puede traer a la persona cuidadora todas las consecuencias negativas expuestas en el punto anterior. Pero, ¿cómo puede saber una persona que el cuidado de su familiar le está originando una sobrecarga con condiciones negativas para su salud? El análisis de uno mismo y de las circunstancias vitales, junto a los cambios producidos en la vida, son elementos clave para saber si el cuidado de la persona dependiente está produciendo consecuencias negativas; existe una escala, la Escala de Carga de Zarit, que puede orientar la necesidad de una ayuda externa cuando existe una carga excesiva.
¿CÓMO PUEDE ESTAR AFECTÁNDOME EL CUIDADO DE UN FAMILIAR DEPENDIENTE?
En el siguiente listado se describen algunos de los síntomas que pueden aparecer en una situación de sobrecarga:
- Problemas de sueño (despertar de madrugada, dificultad para conciliar el sueño, demasiado sueño, etc.)
- Pérdida de energía, fatiga crónica, sensación de cansancio continuo, etc.
- Aislamiento.
- Consumo excesivo de bebidas con cafeína, alcohol o tabaco. Consumo excesivo de pastillas para dormir u otros medicamentos.
- Problemas físicos: palpitaciones, temblor de manos, molestias digestivas.
- Problemas de memoria y dificultad para concentrarse.
- Menor interés por actividades y personas que anteriormente eran objeto de interés.
- Aumento o disminución del apetito.
- Actos rutinarios repetitivos como, por ejemplo, limpiar de manera continua.
- Enfadarse fácilmente.
- Dar demasiada importancia a pequeños detalles.
- Cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo.
- Propensión a sufrir accidentes.
- Dificultad para superar sentimientos de depresión o nerviosismo.
- No admitir la existencia de síntomas físicos o psicológicos que se justifican mediante otras causas ajenas al cuidado.
- Tratar a otras personas de la familia de forma menos considerada que habitualmente.
Si tienes a tu cargo el cuidado de una persona dependiente y crees que puedes estar sufriendo algunos de estos síntomas o el llamado síndrome del Cuidador, en Decide Psicología podemos ofrecerte asesoramiento y apoyo psicológico para afrontar esta situación y mejorar tu calidad de vida y el de la persona que cuidas. Llámanos y cuéntanos tu caso.
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